The idea was to write this book in Spanish. It was supposed to be a short story but I decided to expand it in both languages for my november novel with different characters and a different plot. What are you writing for National Novel Writing Month?
El Viaje a San Carlos
El viaje fue una tonta idea que se le ocurrió a Dianita. Teníamos ya tres días en casa después del velorio de abuelo Ely cuando me miro así con los ojos bien abiertos y dijo: “Leí El viaje hacia el mar, por primera vez en mi vida me gusto mas la película que el libro.”
“¿Y?” Le pregunte sin mover un ojo de la revista que había comprador en el supermercado esa mañana. Los chimes de la celebridades estaban muchos mas interesantes que cualquier pensamiento que Dianita podría tener.
“Es súper raro, a todos siempre nos gusta mas…” Cuando noto mi falta de interés por el tema se encogió de hombros y se recostó de la silla. Estábamos sentadas en la galería que quedaba en la parte trasera de la casa. Era mi lugar favorito para leer por los arboles, que refrescaban la tarde atrayendo el aire con sus inmensas ramas.
“Deberíamos escribir nuestra propia historia que te aseguro quedaría mucho mejor que el libro de Morosoli.”
“¿Para?” Le pregunte. “Oh ya, si, para que Morosoli nos demande por usar ideas…”
“¡No tonta!”
“¿Entonces?” Enfoque mis ojos en ella por primera ve en la conversación, había captado mi interés. Desde muy niñas a Dianita siempre se le ocurrían las mejores travesuras: robarnos los mangos de la casa del vecino, bañarnos en el rio de noche, escaparnos para ir al cine y enseñarle al abuelo ingles con un acento chino entre muchas.
“Quiero que hagamos un viaje.”
Un viaje.
“¿Y tus hijas?” Escuche la voz de papi dentro de la casa, Dianita y yo nos miramos.
Sus pasos se acercaban hacia la galería y me preparaba para escuchar el sermón de siempre. “De verdad que se ven preciosas las dos.” Detestaba su voz sarcástica, el hombre que nunca encontraba algo positivo en sus hijas. Éramos una carga para el, mujeres solteras, sin hijos y sin maridos que las mantuvieran. “Yo jodido allá afuera con todas la visitas que han venido a darnos el pésame y ustedes leyendo.”
Mi abuelo lo odiaba. “¿Por qué mejor no ayudan a su mama en la cocina?” Nunca pensó que Eduardo era suficiente hombre para su hija. “Sirvan para algo.” No estaba muy lejos de la realidad, de verdad que Eduardo era como un pedazo de bloc que siempre te caía en el mismo pies.
Dianita se levanto para seguirlo y sonreí. “Si” le susurré en el odio. “Nos vamos de viaje.”
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